sábado, 30 de enero de 2016

Buda explotó por vergüenza



Dramática, tierna e inquietante película dirigida por una joven iraní en defensa de la paz, de la no violencia (ni explícita ni implícita), de tolerancia frente al fanatismo, por el acceso a la educación y a una educación no sexista.
En cuevas próximas al lugar donde el régimen talibán dinamitó las colosales estatuas de Buda viven muchas familias, una de las cuales es la de la protagonista de la historia, una niña afgana de seis años. Desde el primer momento el movimiento de la cámara que sigue los pasos de la niña consigue sobrecogernos al visualizarse la historia a modo de documental. Nos angustia la ausencia de su familia y cómo deja atado al bebé del que le responsabilizan antes de marchar; las enormes brechas que tiene que salvar en su camino (y mientras camina grita “¡mamá, me voy a caer!”); el acoso de los niños que juegan cruelmente a emular a los talibanes (“eres una pecadora, te vamos a lapidar, son órdenes de Dios, ¡arrepiéntete!”); la indiferencia de los mayores ante su deseo de ir a la escuela y “aprender historias divertidas”… Varias pinceladas de humor logran relajar la tensión a lo largo de este dramático relato (“perro, no me comas, que tengo que comprar un cuaderno”) antes de ese impactante “Muérete, si no, no serás libre”.